"Al menos tengo la certeza de que soy importante para tí"

“…Al menos tengo la certeza de que soy importante para ti”…  fué lo único que de mi boca salió cuando mi voz se quebraba en sollozos; cuando me hacia a la idea de que de alguna manera eras real. La simplicidad y sencillez de tus palabras tocaron mi corazón, llenaron vacíos; le dieron estabilidad a mi alma. 
 Al pasar el   tiempo pensé que te había perdido.  Nuestra relación estaba en crisis, me fui tras amantes, tras amores pasajeros que me brindaban paz. Pensé en abandonarte y ponerle fin a todo, dejar de lado todo lo que habías hecho, olvidarme de quién eras, y finalmente llevar mi vida sin riendas, alejada de ti, alejada de tu plan, en el cual me habías incluido desde hacia mucho tiempo. Hablaba de ti con remordimiento, sin piedad, como si de alguna manera quisiera dejarte mal ante los demás. Ya no había pasión, ni amor; ya no anhelaba entrar en tu habitación. Debo confesar que a veces, extrañaba esas conversaciones en las que podíamos vernos envueltos hasta que saliera el alba, pero ya nada era suficiente,  nada me llenaba. Era difícil para mí estar contigo, pero tampoco podía con el dolor que me causaba  tu ausencia. No lo aceptaba, me negaba a reconocer que te necesitaba en mi vida,  a reconocer lo mucho que te extrañaba; Extrañar tus besos, tus caricas, tus abrazos estaba consumiendo mi alma: Ella pedía a gritos tu presencia, escuchar tu voz, pero mi pecado y frialdad me alejaban, una vez más me alejaban-Me di por vencida- Encontraras a alguien mejor, no soy suficiente para ti, no fui suficiente para ti… ¡Se que no me necesitas! 
Había replanteado el hecho de asumir que eras solo producto de mi imaginación y que de alguna manera fuiste una invención del hombre, para manipular y controlar al mismo… ¡QUE TONTERÍA! Hasta donde llegué en mi intento por huir de ti; luego de tanta cercanía, luego de verte cara a cara, luego de sentir tus abrazos, esto seria absurdo, no era más que una tontería, pero mi pecado me consumía más y más. ¡Había muerto! Ya nada volvía a tener sentido, ya ni si quiera mis amantes podían darme paz. Pensé en la muerte, pero aún para eso fui cobarde, aun para eso tuve miedo… morir y saber que no estaría contigo era aún más tormentoso. Estaba llena de miedos, inseguridades… hasta que decidí otra vez buscarte; Quería pedirte perdón, quería abrazarte, pero me detuve, no fui capaz; Ni si quiera era capaz de hablarte nuevamente. Estaba avergonzada, mi miseria se expuso delante de tí, mi pecado fué más fuerte que yo; Quería tu perdón, sentir tu abrazo, tu paz-. asumí que no estarías dispuesto a recibirme nuevamente y que eso de que tu mayor placer era amar, no era más que un absurdo… Y volví a mi lugar, ya me había hecho a la idea de que nunca más volveríamos a estar cerca, finalmente fui yo la que tomó la decisión de alejarse- pero esa noche, te sentí otra vez, escuché como susurraste a mi oído que me amabas y que nunca te cansarías de mí. Sentí tu abrazo; Tan cálido, tan fresco; sentí tu paz, tu amor. En ese momento descubrí que solo tu eres mi paz, mi seguridad y que solo en ti podría descansar. Mirándote a los ojos te dije: Perdóname Jesús, estoy dispuesta a seguirte, estoy dispuesta a amarte; Quiero corresponder a tu amor, quiero corresponder a tu fidelidad conmigo, en ese momento tuve la certeza nuevamente de que era importante para tí, y que no importaba cuántas veces había fallado, que no importaba cuántas veces me había alejado, tú siempre estarías esperando por mí. 

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